Los bits (errantes o no) debemos unirnos en bytes, y los bytes en palabras. Palabras que transmitamos a la unidad central de proceso para decirle que creemos en los programadores, como en Tron, y que ella no manda sobre nosotros a su libre albedrío, que aunque estemos imbuidos en cloroformo.
Hace 26 años Walt Disney nos habló en «Tron» de inteligencia artificial, de macros, de programas que no creían en sus programadores, de un único mando central de proceso que todo lo controla… Esperemos que nunca pase esto. Esperemos que nunca haya que recurrir a un comando «Klaatu barada nikto«, como tenía en su cubículo Alan Bradley que encarnaba al propio Tron (el actor es Bruce Boxleitner). Un comando usado para no destruir la tierra. A pesar de relatarnos lo que las máquinas podían hacerse con el mundo, los programas con buenos sentimientos, aquellos que creen en la amistad, aquellos que se aman, junto con la ayuda de sus programadores, nos salvaron.
¿Por qué no unirnos lo seres humanos y ayudados de la literatura, la música, el amor y la técnica y salvar este mundo?
